La carrera tecnológica hacia la verosimilitud de la imagen parece ser ineludible: la fijación del mercado por la alta definición ha hecho que las empresas centren sus esfuerzos en ofrecer productos encaminados a presentar una mayor resolución para un público que espera ansioso el último estándar de definición. HD, 3D y UltraHD son rótulos casi omnipresentes, que trascienden la denominación técnica de tipos precisos de imagen para transformarse en todo un proyecto cultural, y que dan cuenta a su vez de una pulsión por anular u ocultar la distancia entre el espectador y la realidad. Este afán por obtener imágenes cada vez más detalladas y experiencias más “reales” implica un compromiso: cada vez de forma más marcada, las imágenes se leen en función del grado de verosimilitud que pueden ofrecer de acuerdo a los avances tecnológicos y el contenido propio de las representaciones queda relevado a un segundo plano. Partidos de fútbol, soldados en combate con cámaras GoPro y producciones de bajo presupuesto en YouTube o Vimeo comparten ahora unos niveles de resolución que hasta hace pocos años estaban reservados a las productoras profesionales. Si bien es un hecho que la calidad de una imagen no radica en el medio con el cual se captura, lo cierto es que cada vez más se recorta la brecha entre el productor y el consumidor, hasta el punto que ahora se habla de “prosumidor”.
Ruido 16:9 es una serie de pinturas con emulsión fotográfica que aborda el problema del desequilibrio entre el avance tecnológico y la pulsión colectiva hacia la sofisticación de los medios en relación con el contenido que se quiere producir. Al volcar la importancia de la imagen sobre sus atributos técnicos y no sobre sus contenidos, se está promoviendo una actitud descuidada ante la imagen, a la cual se le pide que parezca real y no se le interpela sobre su significado de forma más amplia. Los cuadros presentan, en el formato predilecto de los televisores actuales, imágenes de ruido tradicional: los cuadros fusionan el formato de la alta resolución con la ausencia de contenido, la falta de señal, usando un medio cada vez más arcaico que interroga sobre el papel de la imagen análoga en un contexto en donde se privilegia el avance técnico de forma frenética sobre cualquier otro aspecto visual.
White Noise 16:9
The technological race towards the credibility of the image seems to be unavoidable: the fixation of the market with high definition has pushed the corporations to focus their efforts in the creation of products that offer images with more resolution for a public that waits eagerly for the last standard in image quality. HD, 3D and UltraHD are omnipresent labels that transcend their technical nature and become slogans of a whole cultural project, and also reveal a drive to nullify the distance between the spectator and reality. This ambition to obtain more detailed images and more “real” experiences comes with a burden: images are being read based on their technical resemblance to reality, and their content is placed on a lower degree of significance. Football matches, soldiers with GoPro cameras on their helmets and low budget productions in YouTube and Vimeo all share resolution and technical quality levels that were reserved a few years ago to a selected few of professionals. Even though is a fact that the quality of an image doesn’t depend on the device that captures it, it is clear that the breach between producers and consumers is being narrowed to the point that the category of “prosumer” is growing rapidly.
Noise 16:9 is a series of paintings made with photographic emulsion that addresses the problem of both the lack of balance between the technological progress in the visual field and the collective drive towards the development of media in relationship with the contents to be produced. By shifting the importance of the image on its technical aspects and not on its contents, a particular attitude towards the visual production is being promoted, since a growing degree of resemblance with reality is expected from the image while its significance in a broader sense is being neglected. The paintings present images of noise in the standard format of digital TVs, preserving their ration and varying dimensions according to the market: This pieces combine the form of HD with the absence of content, the lack of signal, using a type of medium that is becoming obsolete. This raises a question on the role of analogue technologies in a context where technical progress is being promoted in a frenetic way over other visual aspects that constitute images.








Ruido 16:9 (Noise 16:9): Series of 8
Photographic emulsion on canvas
186 x 215 x 60cm
2012